viernes, 27 de enero de 2017

Inés Churruca

AENA y la crisis de los controladores aéreos

AENA, el operador aeropuertario español, vivió una grave crisis en diciembre de 2010 cuando, tras el abandono de puestos de trabajo por parte de los controladores se cerró el espacio aéreo y todos los vuelos fueron cancelados. 

El 51% de las acciones de AENA son propiedad de Enaire, una empresa pública adscrita al ministerio de Fomento de España. Hacia ya un año -diciembre de 2009- desde que la directora de navegación aérea anunciaba un cambio en el convenio colectivo que firmaron AENA y la Unión Sindical de Controladores Aéreos (USCA) en marzo de 1999. Este cambio suponía una nueva organización del trabajo y el abaratamiento de los costes de los controladores ya que el gestor aeropuertario tenía una deuda  bastante sustancial y el tránsito de viajeros estaba descendiendo.
En enero de 2010 USCA y AENA se reunían para negociar los cambios que se pretendían llevar a cabo en un segundo convenio colectivo. Sin embargo, cuando el convenio se cerró, ambas organizaciones se acusaron mutuamente de no haber llegado a ningún acuerdo. Aún siendo esto así, tanto el anuncio que la directora de navegación aérea había hecho como una propuesta en la que el control y la gestión del tráfico aéreo pasaba de manos de los controladores a manos de AENA se aprobaban como leyes. Tras conocer los hechos, la USCA anunciaba que buscaría acciones legales para eliminar la primera ley - nueva organización del trabajo y abaratamiento de los costes- y que no convocaría ninguna huelga. Unos días más tarde, la Audiencia Nacional desestimaba la demanda y algunos trabajadores se ausentaban en el trabajo. La USCA niega que el absentismo fuese una medida de presión como aseguraba AENA y explica que se trata de bajas certificadas por los médicos de la seguridad social. Ese mismo mes, las compañías aéreas acusaban a los controladores por generar retrasos y cancelaciones de vuelos. Con el objetivo de cubrir las bajas, el gobierno pide a los controladores militares que ocupen los puestos de los controladores civiles mientras fiscalía investiga el absentismo. Pocos días más tarde el Consejo de Ministros aprobaba un decreto-ley que dejaba la posibilidad a controladores privados ajenos a AENA de controlar el tránsito aéreo. USCA y AENA llegan a un acuerdo por el que los controladores aceptan las condiciones laborales establecidas por el ministerio a cambio de flexibilizar la jornada laboral en función de la carga de trabajo. AENA, sin embargo, no cumple lo pactado y entre el 80 y el 90% de los controladores civiles de AENA abandona sus puestos de trabajo el día 3 de diciembre y AENA anuncia el cierre del espacio aéreo.

Aunque la historia de los controladores era una bastante diferente a esta, no consiguió ni la cobertura ni el impacto que obtuvo la comunicación del gobierno. El  anterior resumen de la noticia que ocupó las páginas de los diarios más importantes a nivel nacional provocó la furia de la opinión pública sobre los controladores aéreos. Sin embargo, no fue lo suficientemente persuasiva para conseguir que la USCA cediera al nuevo convenio colectivo que proponía el gobierno. Al final de varios meses de tensión entre la empresa y los trabajadores el ex ministro Manuel Pimentel tuvo que ejercer de árbitro emitiendo un laudo que reducía mínimamente el salario laboral de los controladores aéreos y aumentaba un poco las horas de jornada laboral con el objetivo de equiparar “productividad, salario y jornada” como se hace en el resto de países europeos. 

Referencias:





1 comentario:

  1. Una muestra del "débil" contra el "poderoso", en donde el primero, no tuvo capacidad de organización y sucumbió ante las acciones del segundo...

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