Javier Felones
El lobby judío que
controla la Casa Blanca y la Reserva Federal no reza en las sinagogas sino en la Catedral de Wal
Street, donde la suprema religión son el dólar y los negocios
entrelazados por todo el planeta. En Wall Street, el templo supremo del dinero
sin fronteras, no se reza sino que se cotizan anualmente títulos, bonos y
acciones por más de 12 billones de dólares . Casi el equivalente a 2 veces el
PBI anual de 180 países en vías de desarrollo.
Es dinero volátil.
Reproduciéndose y concentrándose a escala planetaria. Pero con un punto de
regreso y refugio preciso: la Reserva Federal norteamericana controlada por
grupos minoritarios judíos. El capitalismo no tiene fronteras. Pero el dólar, su moneda patrón, solo atiende en
EEUU, más precisamente en Nueva York, donde reside el
patriciado financiero judío que sale en los ranking de Forbes o de Fortune.
Los tres principales
bancos y las tres primeras instituciones financieras del lobby recibieron una
tasa de beneficios superior a los 50.000
millones de dólares en 2006, equivalente a más de 35
presupuestos anuales de un país como Bolivia. Las tres principales cadenas
televisivas de EEUU (CNN, ABC, NBC y Fox) , los tres principales diarios
(The Wall Street Journal, The New York Times y The Washington Post) están
controlados y gerenciados (a través de paquetes accionarios o de familias) por
grupos del lobby judío, principalmente neoyorquino. Lo mismo ocurre con las
tres más influyentes revistas (Newsweek, Time y The New Yorker), y consorcios
hegemónicos de Internet como Time-Warner (fusionado
con América on Line) o Yahoo,
que están controlados por gerencia y capital judío que opera a nivel
de redes y conglomerados entrelazados con otras empresas.
Colosos del cine de Hollywood y del espectáculo como The Walt Disney
Company, Warner Brothers, Columbia
Pictures, Paramount, 20th Century Fox, entre otros, forman parte de esta
red interactiva del capital sionista.
Consecuentemente, el
sector mayoritario hegemónico de la información, la cultura y el espectáculo difundidos a escala masiva (que marcan
tendencias y valores sociales, y son claves para el control ideológico y el
direccionamiento de conducta colectiva) están en manos del lobby judío que, a
su vez, controla los resortes básicos del poder económico y político
estadounidense. Tanto las "cuatro grandes" contratistas del complejo
militar-industrial (Lockheed Martin, Boeing, Raytheon, General Dynamics ), como
las "cuatro hermanas" ( Exxon-Mobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch
Shell y BP) que monopolizan la extracción y comercialización del petróleo a
escala mundial, no hablan de religión ni de sinagogas, sino de negocios y de acciones que se capitalizan en
la bolsa de Wall Street.
Citigroup, Goldman
Sachs, IBM, Microsoft, Coca-Cola, por ejemplo, no hablan de religión
ni de sinagogas: hablan de mercados,
valores, negocios y utilidades. Desde Homer Simpson a
Spielberg, desde Bill Gates a la CNN, desde la mega-industria de la música y el
espectáculo de Hollyvood, al templo mundial de las finanzas de Wall Street,
desde Exxon a Locked Martin, todo lo que se respira en el mundo está regulado y
controlado por la exclusiva familia del lobby judío ramificada por el planeta.
No se trata de una afirmación meramente analítica, sino de una realidad estadística, verificable, y comprobable.
Cuando se investiga a
fondo cualquier sistema económico productivo de cualquier país de la tierra, en
su sistema económico-financiero, en las cámaras industriales, comerciales y de
servicios, en los grandes consorcios de la comunicación y de la cultura, en el
negocio del entretenimiento, casi siempre dominan paquetes accionarios
controlados por judíos, quienes además ocupan los puestos claves de decisión y
gerencia. Cuando hablamos de lobby
judío, no hablamos de religión o de sinagoga sino de un poder mundial controlado en sus
resortes decisivos por grupos minoritarios de origen judío, y conformado por
una estructura de estrategas y tecnócratas que operan las
redes industriales, tecnológicas, militares, financieras y mediáticas del
capitalismo trasnacional extendido por los cuatro puntos cardinales del
planeta.
Cuando hablamos de lobby
judío, hablamos de un diseño estratégico de poder mundial, interactivo y
totalizado, que se concreta mediante una red infinita de asociaciones y vasos comunicantes entre
el capital financiero, industrial y de servicios que convierte a los países y
gobiernos en gerencias de enclave.
Cuando hablamos de lobby
judío hablamos de un poder
mundial sionista que es el dueño del Estado de Israel tanto
como del Estado norteamericano, y del resto de los Estados con sus recursos
naturales y sistemas económico-productivos, sencillamente porque controla el
capital y los medios de producción que mueven a esos países.
El complejo entramado de
"vasos comunicantes" entre
el capitalismo financiero, tecnológico, industrial, de servicios, informático y
comunicacional (controlado mayoritariamente por grupos del lobby judío) revela
un grado increíble de concentración, diversificación, e intereses comunes de
las megacorporaciones transnacionales que se dividen el planeta como un gran mercado.
Las redes del sistema capitalista
globalizado, cuyas filiales y casas matrices pueden estar en
Europa, Asia, o en cualquier continente, tienen su terminal en Wall Street o en
el Complejo militar-industrial de EEUU, controlado por el lobby judío desde
Washington y Nueva York.
El que quiera
comprobarlo no tiene nada más que investigar la composición accionarial, los
niveles gerenciales, y los vasos comunicantes empresariales de los bancos,
financieras, empresas, medios de comunicación (los famosos
"monopolios"), que hegemonizan la actividad económico-productiva de
la mayoría de los países del mundo. El lobby no solamente está en la Casa
Blanca sino que abarca todos los
niveles de las operaciones del capitalismo trasnacional, cuyo
diseño estratégico está en la cabeza de los grandes charmans y ejecutivos de
bancos y consorcios multinacionales que se sientan en el Consenso de
Washington y se reparten el planeta como si fuera un pastel. Cuando hablamos
del lobby judío, no hablamos de
religión sino del sistema capitalista, cuya existencia y modus
operandi de explotación del hombre por el hombre esconden los medios de
información, comunicación y cultura, en manos del lobby judío, cuya existencia
se puede verificar en cada país solo con investigar los paquetes accionarios y
los niveles gerenciales de las empresas que monopolizan el sistema
económico-productivo."
La comunicación juega un papel muy importante en el lobbying porque tiene que ver con la imagen. Una de las notas salientes de este caso es el dominio de los medios de los grandes grupos de comunicación para mostrar su mejor cara a la opinión pública.
ResponderEliminarAdemás, el control de los medios de comunicación hace del lobbying judío de gran relevancia para los políticos.
Por Juliana Pineda.
ResponderEliminarMe llama mucho la atención este caso. Me impresiona ver cómo este es un lobby que se encuentra en cualquier parte del mundo. No sólo esto, estamos hablando de un grupo social que logra permear los ámbitos políticos y económicos de los países y sectores más poderosos a través de un lobby de altura y grass top de tal magnitud y envergadura que se hace en todos los ámbitos de una sociedad, que todos podemos asumir que se hace, pero cuyas acciones de lobby no son públicas.